miércoles, 6 de noviembre de 2013
SIETE HORAS SEGUIDAS.
Buena sobremesa, Casanova cuenta cosas.
" Después de la cena, que le pareció delicada y exquisita, como los helados y las otras, preparó un ponche, y en mi impaciencia amorosa, tras haber bebido algunas cosas, le rogué tener en cuenta que sólo nos quedaban siete horas por delante y que haríamos muy mal si no las pasábamos en la cama. Fuimos entonces a la alcoba, que iluminaban doce velas resplandecientes, y de ahí al gabinete de aseo, donde, ofreciéndole el bonito gorro de puntillas, le pedí que se peinara de mujer. El regalo le pareció espléndido; luego me dice que vaya a desnudarme al cuarto prometiendo llamarme en cuanto estuviera acostada.
Sólo tardé dos minutos. Me lancé entre sus brazos ardientes inflamado de amor y dándole sus más vivas pruebas durante siete horas seguidas que sólo interrumpieron otros tantos cuartos de hora animados por las palabras más conmovedoras. No me enseñó nada nuevo en materia de amor físico, pero sí novedades infinitas en suspiros, éxtasis, arrebatos y sentimientos instintivos que sólo se manifestaban en esos momentos. Cada hallazgo que hacía elevaba mi alma al amor, que me proporcionaba nuevas fuerzas para darle testimonio de mi gratitud. Por su parte, se quedó asombrada de reconocerse capaz de sentir tanto placer después de haberle mostrado muchas cosas que ella creía pura fábula. Le hice lo que ella no creía permitido pedir que le hiciese, y le enseñé que el más mínimo pudor echa a perder el mayor de los placeres. Cuando sonó el carrillón del despertador, levantó los ojos al tercer cielo como una idólatra para agradecer a la madre y al hijo por haberle recompensado tan bien el esfuerzo que le había costado declararme su pasión "
Giacomo Casanova ( 1725-1798 )
( Foto de Bettina Rheims )
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1 comentario:
sensualidad pura
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