lunes, 18 de noviembre de 2013

MADAME DE MONTESPAN.


         Louis de Rouvroy, duque de Saint-Simon, es un escritor excepcional. Imposible no caer en las redes que teje con su pluma, ni imaginar a esas cortesanas que describe con maestría.

       " Luis XIV, hecho para el amor más que ninguno de sus súbditos, cansado de mariposear y de gozar de favores pasajeros, se fijó al fin en La Vallière. Conocemos el desarrollo y los frutos de esa aventura.
     Madame de Montespan fue la que después le impresionó por su belleza. No tardó ella en notarlo. En vano advirtió con insistencia a su marido para que la llevara a la Guinea; una loca confianza no le permitió escuchar. Ella le hablaba entonces de buena fe. Finalmente, el Rey fue escuchado y se la quitó al marido, con el horrible escándalo que repercutió en todas las naciones y que ofreció al mundo el nuevo espectáculo de dos amantes a la vez. Las paseó por las fronteras, por los campos, a veces entre los ejércitos, ambas en la carroza de la Reina. Las gentes acudían de todas partes a ver a las tres reinas y se preguntaban unos a otros, con sencillez, si las habían visto.
    Madame de Montespan llegó a imponerse y dispuso ella sola de señor y corte, con un escándalo ya sin velo alguno (...)
     En cuanto a Madame de Montespan, era mala, caprichosa, de mal genio y de una altanería que no excluía a nadie ni siquiera al Rey. Los cortesanos evitaban pasar por debajo de sus ventanas, sobre todo cuando el Rey estaba con ella. Decían que ello equivalía a ser pasado por las armas y esta frase quedó como proverbio en la corte. Verdad que ella no perdonaba a nadie, muchas veces sin otro designio que el de divertir al Rey; y cono era muy inteligente y tenía mucha gracia, y muy fina, nada más peligroso que incurrir en el ridículo que ella como nadie hacía caer sobre la gente... "

       Duque de Saint-Simon ( 1675-1755 ) ( Traducción de Consuelo Berges )

        ( Foto de Eric Kellerman )

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