lunes, 16 de diciembre de 2013
" ANA NO "
Es un gran escritor español que escribe en lengua francesa. Los libros de Agustín Gómez Arcos, deberían estar en un catálogo de necesaria lectura; historia, tragedia y esperanza.
" Nací un día de lluvia, el único lluvioso de aquel año; lluvia inesperada como pasa siempre en mi tierra. Un domingo de agua. Al día siguiente, sin rastro de nubes en el cielo, el sol volvió a brillar. Pero aquel domingo en que nací, llovió a cántaros; tanto, que a mi madre se le estropearon las hortalizas del huerto.
En mi tierra la llamamos " lluvia negra ". Dicen que sólo ocurre una vez cada cien años; de modo que, para saber si se trata en realidad de una " lluvia negra " hay que recurrir a la memoria del abuelo más viejo del pueblo y sonsacarle, mediante súplicas o amenazas, alguna explicación. El hecho, una vez establecido, se olvida de inmediato, para evitar que atormente a los recién nacidos el resto de su vida. Nosotros, gentes de la mar, respetamos mucho todo lo relacionado con los prodigios. De la "lluvia negra", por ejemplo, se dice que si a un recién nacido le queda algún recuerdo, tendrá en la boca, durante toda su vida, un regusto a muerte y acabará colgándose del mástil de un barco o tirándose a la mar desde un acantilado. Ése no fue mi caso. Mi madre, que sabía antes de mi nacimiento que esperaba una niña, me contó aquello cuando yo ya tenía diez años. Me dijo que, a pesar de aquel anuncio de muerte, también hubo señales de vida: había cogido en pleno mes de diciembre dos melones tan sabrosos como los del verano; llovieron ranas en la arena de la playa y, a la puesta del sol, la mar adquirió el color de la aurora. Percibió todos aquellos signos de vida, como ella los llamaba, durante su último paseo de mujer embarazada, pocas horas antes de mi nacimiento. Así pudo conjurar la " lluvia negra ". Ya tenía once varones. Yo era su única hija. La última de sus hijos. A mi madre le habría gustado llamarme Lluvia, pero mi padre, la familia y los amigos le quitaron esa idea de la cabeza, so pretexto de que no había que añadir una nueva desgracia a la maldición de mi nacimiento. Al final me pusieron Ana, que para nosotros significa " madre de la muerte y de la vida ". No me pregunten por qué, no tengo ni idea. En lo que a mí respecta, sólo significa " la alegría del regreso ", nombre de amor escrito en el casco de una barca "
Agustín Gómez Arcos (1933-1998 )
( Foto de Wolfgang Suschitzky )
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