Ante la idiotez y la desvergüenza pocas defensas quedan. Horas perdidas en la compañía médica privada a la que desgraciadamente estoy pegado hasta enero. Debo estar hecho para otros tiempos.
Té rojo y libro.
" Escribo un diario. Lo inicié hace treinta y cinco años, en Belgrado. Es mi cantera, mi almacén, mi alcancía. De sus páginas se alimentan vorazmente mis novelas; desde hace un año lo he desatendido demasiado; las entradas han sido mínimas: unos pocos renglones que señalan el fallecimiento de algún ser querido, desde luego mi hermano, también Sancho, mi perro, y otros amigos más. Escribir un diario es establecer un diálogo con uno mismo y un conducto adecuado para eliminar toxinas venenosas. Quizás el abandono al que aludo se debe a que ese diálogo indispensable se ha trasladado a mis últimos libros, casi todos con un fuerte sedimento autobiográfico; siempre ha estado presente en mis novelas, primero furtiva, luego descaradamente ha llegado a pernear hasta mis ensayos literarios. En fin, en cualquier tema sombre el que escribo logro introducir mi presencia… "
Sergio Pitol.
( Foto de Brassaï )
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