Hay libros que uno arrumba en estanterías y los encuentra años después. Me ha pasado con un libro de Annemarie Schwarzenbach en el que cuenta su viaje con una amiga, en junio de 1939. Mundos ya perdidos.
" Los afganos nómadas, sea cual sea la tribu a la que pertenezcan, proceden de antepasados en mayor o menor medida guerreros y, no obstante, son incorruptos, bromistas, serviciales y hospitalarios. Y una cosa es segura: nunca hubieran permitido que nadie nos tocase un pelo.
Pero en Afganistán no sólo hay nómadas. Están los habitantes de las ciudades y los pueblos, los propietarios de tierras, los campesinos sedentarios, los sacerdotes, los alcaldes y los funcionarios encargados de una moderna estructura de estado en proceso de formación. En todas las ciudades de cierto tamaño y en los tramos importantes de las carreteras transitadas, el Ministerio Postal ha establecido hoteles estatales que ofrecen a precio fijo, habitaciones y camas, un lavabo, una cocina. Siempre sirven té y, por lo general, también " pilaf ", el plato de arroz típico. Hay nostálgicos y amigos sinceros del antiguo Afganistán , exento del menor asomo de innovación y corrupción que lamentan la apertura de dichos hoteles estatales… "
Annemarie Schwarzenbach ( 1908-1942 )
( Foto de Steven Meisel )
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