domingo, 7 de diciembre de 2008

TESTIMONIOS.



Elias Canetti recomienda un libro, "El ruso habla", escrito por una enfermera Sophia Fedorts Lenko y piensa que es el mejor libro de testimonios sobre la primera guerra mundial. Son conversaciones que esta enfermera tuvo con heridos y que ella apuntaba sin que sus informantes se dieran cuenta pues usaba un método estenográfico. No tenía noticias de su existencia.


Descubrí la realidad de esa guerra con el libro " Tempestades de Acero", de mi admirado Ernst Jünger; para él era una oportunidad y un deber de carácter personal e irrenunciable.


" Habíamos abandonado las aulas de las universidades, los pupitres de las escuelas, los tableros de los talleres, y en unas breves semanas de instrucción nos habían fusionado hasta hacer de nosotros un único cuerpo, grande y henchido de entusiasmo. Crecidos en una era de seguridad, sentíamos todos un anhelo de cosas insólitas, de peligro grande. Y entonces la guerra nos había arrebatado como una borrachera..."

En una de las muchas veces en que es herido, nos va describiendo las sensaciones de su estado y la mirada que huye.

"...Aquellos cuatro hombres se sentaron juntos; bebían en vasos de aluminio y cuchicheaban. Noté que hablaban de mí un momento y capté palabras sueltas como "hermano", "pulmón","herida"; intentaba comprender lo que querían decir. Después comenzaron a hablar en voz alta dobre la situación de la batalla. Una sensación de felicidad penetró entonces en la mortal extenuación en que me hallaba; esa sensación de felicidad se hizo cada vez más intensa y duró semanas. Todos los acontecimientos de mi vida me parecían asombrosamente sencillos; con la consciencia de " tener arregladas las cuentas" me hundí en el sueño "

Ernst Jünger (1895-1998)

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