jueves, 5 de junio de 2008

TROTAMUNDEAR.






Ser un trotamundos, recorrer caminos y posadas siguiendo las estrellas y los impulsos. Mirar y ver, oir y escuchar...


Blaise Cendrars supo vivir, siguiendo premisas muy básicas, para hacer una obra de su vida y una vida de su obra. "Trotamundear" es un bello libro, un libro de un viajero que observa y disfruta, sin prisas y con esperanzas.


"Todos los pulidores de cristales para lentes no son Spinozas, sino Mandaieff, aquel a quien yo había enviado a Korzakov, un intelectual puro que se dedicaba a las matemáticas y tenía amor por los libros. La proporción de intelectuales es asombrosa en el gremio de diamantistas. Por intelectuales no quiero decir los jóvenes productos nacidos de una formación universitaria reciente destinados a hacer una carrera más o menos oficial, sino gente de oficio, miembros de una gran familia artesanal que, por tradición de dos o tres siglos, trabajando con sus manos para asegurarse la subsistencia, practican la lógica, a dialéctica, el racionalismo, necesitan ver claro y tener un espíritu libre y , procedente de las escuelas más célebres y rabínicas de Polonia y del sur de Rusia, a fuerza de racionalizar sobre comentarios(¿acaso el Talmud es otra cosa?) perdieron la fe, no practican los ritos prescritos y son ateos de generación en generación desde los talladores venidos de España y los batidores de oro de Portugal, los primeros habitantes de los guetos de los Países Bajos..."


" ...Sin tregua. Hasta que el sol se acuesta y la luna se levanta y las guitarras se callan, y los tenderos y los burgueses salen por fín de los restaurantes al borde del agua...¡No hay que volver nunca al jardín de la infancia, que es un paraiso perdido, el paraíso de los amores infantiles! Sólo unos pasos más y , a la vuelta del camino, iba comprobarlo amargamente"


Blaise Cendrars(1887-1961

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