" Salió, volvió con un pañuelo de seda ojo con el que envolvió la pantalla. Encaramándose en un sillón, miro a su alrededor, respiró aliviada. La Luz era ahora buena, misteriosa y tenue. Tras sentarse de nuevo, consultó el espejito, se gustó. La nueva iluminación había eliminado la rojez de la cara, ahora pura y pálida, de jade. Sí, muy bien, quedaba como un misterioso claroscuro, a lo Leonardo de Vinci. Las ocho cuarenta. Faltan veinte minutos, murmuró, jadeante de emoción. ¿ Qué le costaría llegar un poco antes al tipo ese ? Estaba tan perfecta en ese momento... "
Albert Cohen ( 1895-1981 )
( Foto de Johan Lindeberg )
1 comentario:
Una maravilla!!
¿Y "El libro de mi madre"?
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