martes, 26 de enero de 2010

LA RUE CAMBON.


A ratos leo el libro de Paul Morand sobre Coco Chanel. Con el café, aparecen unas opiniones de Chanel que me gustan y confirman observaciones.

" A medida que la mujer envejece se preocupa cada vez más de sí mismo; y, como consecuencia diabólica de la justicia inmanente, ocuparse de sí mismo es lo que más envejece. Me dan pena las señoras que hacen curas de sueño en casa de especialistas que, durante horas, las instalan inmóviles en la oscuridad, sentadas en mullidos sillones. Las peores arrugas, las del egoísmo, están grabadas con un buril en la piel, no se quitan con nada (...) La belleza dura, lo bonito pasa (...) Por otra parte, no se trata tanto de ser joven o viejo como de encontrarse bien o mal. En mi opinión es lo mismo que la buena o mala pintura; es original, funcional, indeleble (...) Hablamos de cuidados físicos : pero ¿dónde están los cuidados morales? Los cuidados de belleza tienen que empezar por el corazón y por el alma, si no los cosméticos no servirán para nada "

Paul Morand (1888-1976)

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