Castañas asadas, me las he traído de Ronda y saben a gloria. En la mesa, cuentos de Leopoldo Alas.
" Elisa tenía la costumbre, o el vicio, o lo que fuera, de alimentar el fuego de sus apasionados con miradas intensas, largas, profundas, de las que a cada amador de los predilectos le tocaba una cada mes, próximamente. " Aquel señor", que al principio no había sido de los más favorecidos, llego, a fuerza de constancia y de humildad, a merecer el privilegio de una o dos de aquellas miradas en cada ocasión en que se veían. Una noche, oyendo música también, Elisa, entregada a la gratitud amorosa y llena de recuerdos de la contemplación callada, dulce y discreta del hombre que se iba haciendo viejo adorándola, no pudo resistir la tentación, mitad apasionada, mitad picaresca y maleante de clavar los ojos en los del triste caballero y ensayar en aquella mirada una diabólica experiencia que parecía cosa de algún filósofo de la Academia de Ciencias del infierno: consistía la gracia… "
Leopoldo Alas " Clarín " ( 1852-1901 )
( Foto de autor desconocido )
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