sábado, 19 de septiembre de 2009

LOS BLANCOS DIENTES DE LA AURORA.


Después de salir del Museo Arqueológico me he quedado un rato en la plaza de Jerónimo Páez; una plaza y un museo importantes en mi vida. Me acompañaba un viejo libro de encantamientos.

" Cuando, llena de su embriaguez, se durmió, y se durmieron los ojos de la ronda, me acerqué a ella timidamente, como el amigo que busca el contacto furtivo con disimulo.

Me arrastré hacia ella insensiblemente como el sueño; me elevé hacia ella dulcemente como el aliento.

Besé el blanco brillante de su cuello; apuré el rojo vivo de su boca.

Y pasé con ella mi noche deliciosamente, hasta que sonrieron las tinieblas, mostrando los blancos dientes de la aurora "

Ben Suhayd de Córdoba (992-1034)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy sensual y un gozo leerlo.
Un saludo
Marisa