martes, 22 de septiembre de 2009

LABRANZA.


Con el sueño y la música llega un libro, " Las cosas del campo", y uno se queda labrando.

" Por este tiempo pisándoles los talones a los aceituneros, yuntas y taladores. Después de las lluvias de invierno, las tierras no demasiado pegadizas suelen estar buenas y no enlutan la reja que entra bien y con fruto. Así, el primer brotar de la yerba es el más temible, se corta al romper y hay mucho adelantado. Ya se adivinan jaramagos, lenguazas, las yerbas todas de nombres ignorados. Los taladores van haciendo lo suyo. Los olivos, tras de dar fruto y leña, aparecen más jóvenes y ascéticos, más en brazos del cielo y de la tierra. Se cruzan barbechos y se preparan para las siembras de primavera. Aquí nunca se empieza ni acaba. El campo es el cuento de nunca acabar "

José Antonio Muñoz Rojas.

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