sábado, 12 de septiembre de 2009

" BELLEZA, MI BELLO TORMENTO "


Leer a Valery Larbaud un sábado por la noche tiene sus riesgos. Larbaud evita el vaho en los espejos y los doseles en las alcobas. Mira a la mujer para llevársela y regalarle un mar, su mediterráneo. Vivió varios años en Alicante y sospecho que sus "modelos" eran españolas.

"... Para Marc, que él pudiera gustar a una mujer , o al menos que una mujer dejara que él la amara, era motivo de asombro y siempre que este hecho se le hacía evidente, su inclinación era creer que era por el efecto de la casualidad, de un milagro y que este fenómeno insólito no volvería a producirse nunca en su vida. No porque careciera de fatuidad , sino porque su fatuidad era superficial, y se juzgaba en el fondo con severidad y no tenía ninguna confianza en sí mismo.

Y no se equivocaba del todo. Porque si hubiese prestado más atención, habría comprendido que a los ojos de la señora Crosland, al principio, había supuesto sobre todo lo siguiente: la oportunidad. Pero ser una oportunidad en la vida de una mujer ya es mucho; y tal vez incluso al observar con más detenimiento y profundizando más en la reflexión, habría hallado en el propio carácter de Edith la explicación- más o menos halagadora para su amor propio- del auténtico afecto que sentía hacia él..."

Valery Larbaud (1881-1957)

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