martes, 8 de septiembre de 2009

BARRIOS LATERALES.


Francisco Casavella era un buen escritor. Su muerte, el pasado diciembre, dejó las letras españolas huérfanas de un escritor con dominio, conocimiento del mundo canalla y enamorado de Barcelona, ciudad permeable para mirar y soñar.

" Existe en esta ciudad una serie de barrios que podríamos denominar laterales, comparten todos los defectos de la arrogancia ciudadana ( y sus impuestos) y ninguna de las virtudes de zonas más céntricas y acomodadas. Estoy hablando desde el materialismo más ruin. Cuando uno pasea por sus calles un domingo por la tarde, los pulmones parecen hincharse de un aire limpio, inocente; el espíritu se vuelve cordial ante la ropa tendida, agitada por la brisa; el paseante siente nostalgia de un tiempo no vivido, la intensidad genuina de los pequeños placeres, la humildad y el esplendor de instante infinito. Los niños juegan en las calles y como una lección aprendida con tenaz inocencia durante los días laborables, unos puñitos golpeando una y otra vez las páginas del libro en un esfuerzo de memoria, lanzan atroces blasfemias, cuando no lapidan al intruso flanboyán que osa interrumpir su juego. Uno los imagina muy pronto con la navaja en la mano temblorosa y el síndrome de abstinencia a cuestas; o llevándose la mano a la gorra en señal de saludo, a medias sumiso, cuando el barrio no funciona y el antiguo rey de la calle es quien asume su reparación. Existen individuos, familias enteras, generaciones, que no salen nunca de esos barrios y entretienen el discurrir del tiempo maldiciendo a la puta del quinto, o a ese hombre del abrigo, o a esos apartes sociales cuya única pretensión es pasar de forma anónima en alojamientos baratos lo que les resta de vida. Otros, en cambio, desde su más tierna edad, intuyen nuevos horizontes; la amplitud de estos mueve a la risa..."

Francisco Casavella (1963-2008)

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