domingo, 19 de abril de 2009

MANÍAS.


Tengo algunas manías amorosamente mantenidas, no suelo hacer gala de ellas pero nunca las olvido. Unas las descubrí por un tal Freud y las otras por el devenir de la vida. No contaré aquí las mismas, pues permanecen en los secretos del sumario de la vida. A diferencia de las manías, que pueden cambiar con el tiempo y los amores, tengo principios que aplico a rajatabla y que rozan la radicalidad. En la tarde, con una copa de Pedro Ximénez, charlo con Chandler.

" ... Tengo tres excentricidades. Nadie puede pagar un trago en mi mesa en ningún bar; ningún invitado mío puede mirar un menú; no pago, ni siquiera firmo un cheque delante de un invitado, ni, salvo en casos especiales ( tengo un amigo que es diabético) , les pregunto qué quieren comer. Todo estará arreglado de antemano, y si el invitado es una dama habrá un menú especial manuscrito. Supongo que esto puede resultar un poco relamido, pero me siento con derecho a permitirme algunas manías "

Raymond Chandler (1888-1959)

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