Ese viejo reloj de pared con un pájaro que cantaba las horas y el mote de Todas las horas hieren y la última mata…
" Ya lo sé, no hay tiempo,
no hace falta que me lo recuerdes.
Déjame terminar esta última copa,
mientras miro cómo se viste tu piel
bajo esta noche que nunca se acaba.
Después de todo, a nadie
le importará que seamos
inmortales unos minutos,
antes devolver a dejar
que las horas sin prisa,
pero sin pausa,
nos vayan matando "
Alfonso Brezmes.
( Foto de Vladimir Dedal Larionov )
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