" Que la vida te sea llevadera.
Que la culpa no ahogue la esperanza.
Que no te rindas nunca.
Que el camino que tomes sea siempre elegido
entre dos por lo menos.
Que te importe la vida tanto como tú a ella.
Que no te atrape el vicio
de prolongar las despedidas.
Que el peso de la tierra sea leve
sobre tus pobres huesos.
Que tu recuerdo ponga lágrimas en los ojos
de quién nunca te dijo que te amaba "
Amalia Bautista.
( Foto de autor desconocido )
1 comentario:
En el último verso: "de quién nunca te dijo". "Quien" ahí no lleva acento, por no ser interrogativo.
Todos los escritores, traductores y correctores saben que hay un misterio con las erratas, que parecen jugar a aparecer y desaparecer. Cocteau decía estar convencido de que son como insectos que salen del papel por la noche. En su monumental "Journal" cuenta varias veces que no encontraba otra explicación al hecho de que tras haber pasado todo el día corrigiendo, muy atentamente y varias veces, unas pruebas de imprenta y haberse acostado, al volver a leerlas al día siguiente, las encontraba de nuevo llenas de erratas.
A ese propósito, hubo un escritor italiano que se murió de un infarto al encontrar una errata gorda en un libro suyo que acababa de recibir y del que había corregido varias veces las pruebas.
Y un impresor, alemán, creo, que ponía en el escaparate de su imprenta las hojas recién impresas y daba dinero a los transeúntes que, pasando por allí, se pararan a leer y encontraran erratas en ellas.
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