Duermevela en la azotea. Canciones perdidas.
" Se imaginó entonces a la bella Solange de Valmont, caminando por la avenida de robles, irreal y temblorosa como el rayo de luna que extendía su brazo entre los árboles.
Diego, con su voz grave, murmuraba en su oído palabras que se estrellaban en su corazón, como las olas contra el casco de una barca a punto de naufragar.
- ¿ Conoce usted la leyenda de la Llorona ?- Le preguntó.
Ella negó con la cabeza. Y él le explicó la vieja leyenda mexicana de un muchacha que murió ahogada en un lago.
- Dicen que ella era española y había tenido un hijo con un indio. En México la recuerdan todavía en una canción muy bella.
Y, apoyado en la balaustrada de piedra, comenzó a canturrear : " Dos besos llevo en el alma, Llorona, que no se apartan de mí, el último de mi madre y el primero que te di ".
Fritzi presintió que iba a besarla. Sus labios se aproximaron, pero ella se liberó de sus brazos, suplicando :
- ¡ No puedo ! ¡ No puedo ! Diego, no puedo !
Y, con las mejillas enrojecidas, regresó al salón donde los hombres hablaban de todo; de todo, menos de la guerra que se parece tanto al amor "
Mauricio Wiesenthal.
( Foto de Mikael Jansson )
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