Té negro y un bizcocho. París en un libro, el recreo de la memoria.
" ¡ Una parisiense !… Eso era lo que me inspiraba miedo… Y es que yo tenía una idea, más literaria que verídica, de la parisiense. La cedía capaz de amar, de sacrificarse por amor, de matar por amor. Pero de ser una compañera tranquila, económica, modesta, eso no. Creada para brillar y seducir, figurábame que en la sombre de un hogar debía, o bien perder todos sus encantos, o bien marchitarse y morirse de tristeza cual flor cortada. Y si no, figurábamela traicionado por interés, por necesidad de lujo, a su amante… La creía buena y cruel a la par. La creía ligera, muy ligera, muy coqueta, muy caprichosa y hasta un poco infiel, aun en el apogeo de sus pasiones. La creía, además, en lo relativo al dinero, a los placeres, a las exigencias, insaciable e implacable… Y naturalmente, en mi inocencia de recién llegado, veía en todas las muchachas que llevaban faldas de seda y "manteaux" adornados de pieles, heroínas de Henri Becque o de Guy de Maupassant "
Enrique Gómez Carrillo ( 1873-1927 )
( Foto de autor desconocido )
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