Me gusta volver a libros leídos, abrirlos sin orden y caer en sus letras-otra vez- sin paracaídas.
" Hay una definición del hombre civilizado hecha por Norberto Bobbio que encarna el concepto de tolerancia como acción cotidiana, un ejercicio moral en activo : " Un hombre civilizado es aquel que le permite a otro hombre ser como es, no importa que sea arrogante o despótico. Un hombre civilizado no entabla relaciones con los otros sólo para poder competir con ellos, superarlos y finalmente vencerlos. Le es totalmente ajeno el espíritu de competencia, rivalidad y, por consiguiente, el deseo de obtener frente al otro una victoria. Por lo mismo, en la lucha por la vida lleva siempre las de perder (... ) Al hombre civilizado le gustaría vivir en un mundo donde no existieran vencedores ni vencidos, donde no se diera una lucha por la primacía, por el poder, por las riquezas, y donde, por lo mismo, no existieran condiciones que permitan dividir a la gente en vencedores y en vencidos." Hay algo enorme en esas palabras (... ) Pero concebir la tolerancia como se desprende del texto de Bobbio implica un esfuerzo titánico. Me pongo a pensar en la soberbia, la arrogancia, la corrupción de algunos conocidos y me altero, comienzo a hacer recuento de las actitudes que más me irritan de ellos, descubro la magnitud del desprecio que me inspiran, y al final debo reconocer lo mucho que me falta para poder considerarme un hombre civilizado "
Sergio Pitol.
( Foto de Alexander Rodchenko )
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