Anoche, cena con compañeros; el jardín maravilloso, buen jamón y rato agradable.
Mañana solitaria, almuerzo lento.
" Por fin se embarcaron. Llenaba el barco una muchedumbre clamorosa y brusca. Urbina trataba de parecer tranquilo; en verdad temía soltarse de Flora y quedar solo entre la gente. La orquesta de abordo acometió una marcha. Alguien los empujó, los apartó bruscamente. Tuvo un instantáneo pavor; le pareció que el pecho se le rompía de angustia. El barco navegaba. Con el tiempo, Urbina pudo reprimir el pavor, habituarse a la soledad. Flora lo había dejado para volver a su hombrecito.
El primer domingo de navegación, Urbina se dejó conducir hasta uno de los salones del barco, donde oficiaban misa. El sermón trató de aquel versículo de San Pablo, que dice : "¿ Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno ? Para su señor está en pie o cae "
Adolfo Bioy Casares ( 1914-1999 )
( Foto de autor desconocido )
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