Un café en la azotea. Buena compañía con Nabokov.
" Llevé a mi adorable muchacha a todos aquellos rincones secretos de los bosques en donde había soñado despierto que la encontraba, que la creaba. Hubo cierto pinar en donde todo encajó en su sitio, aparté el tejido de fantasía y saboreé la realidad. Como aquel año mi tío estaba ausente, podíamos también errar libremente por su enorme y denso parque bicentenario, con sus tullidos clásicos de piedra manchada de verde en la avenida principal, y aquellos senderos laberínticos que irradiaban a partir de la fuente central. Caminamos balanceando nuestras manos entrelazadas, a la manera campesina. Le di unas dalias que cogí en la orilla del paseo engravillado, bajo la mirada lejana y benévola del viejo Priapostolski. Nos sentíamos menos seguros cuando nos veíamos en casa, o cerca de la casa, o en el puente del pueblo. Recuerdo los toscos " graffiti " que unieron nuestros nombres de pila, con extraños diminutivos, en cierta puerta blanca, y también, alejado de ese pueblerino y estúpido garabateo, el adagio : " La Prudencia es amiga de la Pasión ", escrito con una caligrafía erizada que me resulta muy familiar… "
Vladimir Nabokov (1899-1977 )
( Foto de Christian Coigny )
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