En sueños, playas y escapadas.
Nabókov y Joe Cocker.
" Un sentimental puede ser una perfecta bestia en sus ratos libres. Una persona sensible no será nunca cruel. El sentimental Rousseau, a quien se la saltaban las lágrimas ante una idea progresista, distribuyó sus muchos hijos naturales entre diversos hospicios y asilos, y jamás de ocupo de ellos. Una solterona sentimental puede mimar a su loro y envenenar a su sobrina. El político sentimental puede acordarse del día de la madre y aniquilar implacablemente a su rival. A Stalin le encantaban los niños. Lenin lloraba en la ópera, sobre todo en La Traviata... "
Vladímir Nabókov ( 1899-1977 )
( Foto de Elliot Cooper )
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