Almuerzo con una amiga en Pic-Nic, para mi gusto el mejor restaurante de Córdoba. De vuelta a casa, ordeno libros y me entretengo con tesoros.
" Había en el lugar un zapatero, truhán de profesión y eterno decididor, a quien llamaban en el pueblo " el azote de los predicadores ", porque en materia de sermones su voto era el decisivo. En diciendo el predicado . " ¡Gran pájaro! ¡ Pájaro de cuenta !", bien podía el padre desbarrar a tiros largos, porque tendría seguros los más principales sermones de la villa, incluso el de la fiesta de los pastores y el de San Roque, en que había novillos y un toro de muerte. Pero si el zapatero torcía el hocico y, al acabar el sermón, decía : " ¡ Polluelo ! ¡ Cachorrillo ! Iráse haciendo", más que el predicador fuese el mismísimo Viera en su mesma mesmedad, no tenía que esperar volver a predicar en el lugar, ni aun en el sermón de San Sebastián, que sólo valía una rosca, un azumbre de hipocrás y dos cuartas de cerilla… "
José Francisco Isla ( 1703-1781 )
( Foto de autor desconocido )
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