miércoles, 19 de agosto de 2009

MISSISSIPPI.


Soy de los que creo que Bolaño no ha muerto. Debe estar perdido en algún lugar secreto; un lugar en el que las estrellas brillen deslumbrando; igual es un vagabundo o un ermitaño, un potentado de las finanzas que se rie de todo o un buscador de oro en la amazonia. Siempre se le quiere y nunca se le olvida.

" Cuando yo era joven tuve una amiga que se llamaba Dolores. Dolores Pacheco. Ella sí que sabía cronometrar a ojo. Yo quería irme a la cama con ella. Quiero que me hagas ver el cielo, pues, Dolores, le dije un día. ¿Cuánto crees que dura el cielo?, dijo ella. ¿ Qué quieres decir?, le pregunté. Que cuánto te dura un orgasmo, dijo. Lo suficiente, dije yo. ¿Pero cuánto? No sé, mucho, dije, qué preguntitas te gastas, Dolores. ¿Cuánto es mucho?, insistió ella. Entonces yo le aseguré que nunca había cronometrado un orgasmo y ella me dijo has de cuenta que ahora tienes un orgasmo, Quim, cierra los ojos y piensa que te estás viniendo. ¿ Contigo?, dije yo, aprovechado. Con quien tú quieras, dijo ella, pero piénsalo,¿ de acuerdo? Juega, dije yo. Bien, dijo ella, cuando empieces, levanta la mano. Entonces yo cerré los ojos, me vi montando a Dolores y levanté la mano. Y entonces escuché su voz que decía : Mississippi uno, Mississippi dos, Mississippi tres, Mississippi cuatro y ya no pude aguantar la risa, abrí los ojos y le pregunté qué era lo que hacía. Te cronometro, dijo ella. ¿ Te has venido ya? Pues no sé, dije yo, suelen ser más largos. No me mientas Quim, dijo, en Mississippi cuatro ya se han acabado la mayoría de los orgasmos, vuelve a intentarlo y verás..."

Roberto Bolaño (1953-2003)

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