sábado, 1 de agosto de 2009

DE TARDES Y SOLANAS...


La solana de la tarde hace huir el alma, uno se esconde en cualquier rincón para ahuyentar malos recuerdos y buscar sueños llenos. Para muchos poetas andalusíes, el vino era un símbolo del amor y lo comparaban con la saliva de la mujer cuando besa. También servía para calmar la tortura amorosa. Leo poemas de un persa, místico sufí, y la tarde lleva nombres nunca olvidados.

" Llena, llena la copa con vino espumoso.
Déjame apurar el zumo divino,
Para calmar mi corazón torturado;
Porque el amor que parecía al principio tan suave,
Que me miraba con tanta dulzura y sonreía tan alegremente,
Me ha clavado su dardo en lo más hondo de mi corazón "

Hafiz Shirazi (1325-1389)

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