lunes, 24 de agosto de 2009

LA CORTE DE LOS MILAGROS.


Nunca olvido el bar de la facultad de derecho de Sevilla, mi bar; en él pasé los cinco años de la carrera y sus tertulias aún están en mi vida. Años después, me invitaron a una tertulia de gente pudorosa y rubicunda; no cuajé y me fuí casi al instante. Me hubieran gustado las de antaño; sus cafés, su bohemia y su desenfreno noctívago. Y nada mejor que buscar a Valle-Inclán.

En " Madrid de noche", obra de 1892,don Ramón María habla del popular café de "Fornos".

" ...Estas dos clases de pájaros de la noche, bohemios y "horizontales", acuden en las primeras hora de la mañana, al popular café de Fornos (...) Las mesas donde ellos se reunen reciben el nombre de " cacharrerías", yo creo que por el bullicio y tole tole que allí se arma..."

En " La corte de los milagros" vuelve sobre el tema.

" (...) aposentábase un cenáculo de noctámbulos. El periodista mordaz, el provinciano alucinado, el cómico vanidoso, el militar fanfarria, el respetuoso borracho profesional, admirador de los cráneos privilegiados, el guitarrista alcahuete, el opulento mendigo, primogénito de noble casa. Era una trinca apicarada y donosa con ajadas plumas calderonianas, un eco de arrogancias y estocadas recogido en el aire de jácara matona (...) Las horas luminosas de aquella tertulia solían ser las de la madrugada, cuando aparecía el sablista famélico siempre cesante (...) Era aquel uno de los círculos más depurados de la sensibilidad española, y lo fue muchos años. El " Suizo" y sus tertulias noctámbulas fueron las mil y una noche del romanticismo provinciano "

Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)

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