martes, 27 de enero de 2009

UN TROTAMUNDO.


Hay demasiados turistas y muy pocos viajeros; esta tarde leo a uno de los más grande y desconocido trotamundo, un viajero del siglo XVII y con un libro casi perdido.

Don Pedro Cubero Sebastián, tiene una maravillosa descripción de su vuelta al mundo como predicador católico. En el año 1680 publica en Madrid un libro titulado " Peregrinación general del mundo"; el autor no habla de referencias ni lecturas, habla solamente de aquello que él personalmente ha visto. Cubero nació en Frasno, cerca de Calatayud, en el año 1645. Estudia en los jesuitas de Zaragoza y una vez nombrado prebístero va a Roma donde la congregación de Propaganda Fide, le nombra predicador apostólico y decide recorrer aquellos lugares en los que la religión católica está oprimida o poco extendida. De Roma parte a Venecia, Transilvania y Bohemia; llega a Polonia cuando acaba de fallecer el rey Miguel y se dirige a Rusia, de cuya capital hace una descripción maravillosa, sin que falte detalle.Es recibido por el Zar; El día y hora señalado, Cubero marcha al palacio real, acompañado de un intérprete y del embajador polaco ( su valedor) y nos dice :

"... Estava el zar sentado en una rica y hermosa silla de bronce dorado, tenía un ropon de brocado aforrado de cebellinos, todo guarnecido de piedras preciosas y la mayor cantidad era de perlas; tenía sobre los hombros una cosa como á modo de escapulario, y allí gravada una imagen de Christo nuestro Redentor, y otra que le correspondía á las espaldas, de la Virgen Santísima, adornada de hermosissimasy ricas piedras, tenia en sus manos un báculo como á modo de muleta, muy rico; sus dedos todos llenos de sortijas con preciosas piedras, tenia sobre su cabeça una corona á manera de mitra (...) estava con tanta gravedad que parecia uno de los patriarcas del Antiguo testamento, porque su barba llegaba hasta la cintura, con que lo hacia mucho más grave; era de edad á mi parecer , de hasta cincuenta años, entrecano y muy blanco de cara ..."

Cubero le entregó al Zar una carta del Rey de Polonia y le pidió permiso para enseñar la religión católica, dándole el permiso pero con ciertas restricciones. Al poco tiempo salió de Moscú y llegó a la ciudad de Astracán y por el mar Caspio a Teherán, de esta ciudad habla de sus jardines, acequias y conventos; allí vió con dolor los veinticuatro cañones que ostentaban el escudo de Felipe II, tomados a los portugueses en la pérdida de Ormuz. Después siguió hasta Goa, Ceilán y Filipinas; desde Manila parte a Mejico y una vez recorrido el país embarca para España.

Y la tarde lleva mapas y caminos...

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