domingo, 14 de septiembre de 2008

LOS MUROS DERRIBADOS...



Ella tenía en sus labios el sabor corrompido de las hojas caídas y subía por sus venas ardientes, como savia. La humedad del jardín, los muros derribados con su mirada y el canto de un árbol elevando en la tarde sumisa su arpa sollozante...

¿Es necesario que te diga más cosas?

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