martes, 10 de febrero de 2015

" LA MISA DEL ATEO "


           Hay autores que enganchan, se leen con soltura y pasión. Balzac es uno de ellos.

     " De todos los discípulos que tuvo Desplein a lo largo de su carrera, Horacio Bianchon fue uno de los aprendices con quien más simpatizó. Antes de trabajar de interno en el hospital, Bianchon era un aplicado estudiante de medicina, que residía en una casa de huéspedes del Barrio Latino, conocida popularmente con el nombre de Casa Vauquer. Este joven sufría en aquel antro las feroces embestidas de esa miseria de la que los grandes talentos saben levantarse incorruptibles y puros, como diamantes que se enfrentan a todos los golpes sin romperse. Expuestos al fuego violento y terrible de sus pasiones, estos seres se forjan en la más firme integridad y adquieren, con el trabajo con que han conseguido apartar y delimitar sus pasiones engañadas, el hábito del esfuerzo que espera al genio.
     Horacio era hombre recto, incapaz de manipular una sola letra en las cuestiones relativas al honor, que siempre hablaba sin rodeos de cualquier asunto y que lo mismo estaba dispuesto a empeñar la capa por sus amigos, que a sacrificar, sin dudarlo, sus días y sus noches… "

         Honoré de Balzac ( 1799-1850 )

         ( Foto de Herbert List )

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