Herman Ungar, dominio y trágica mirada; mezcla centroeuropea.
Canciones de Irene Kral y té helado.
Mi carrera militar terminó pronto. No llevaba más que unos meses en la academia cuando, después de una larga marcha, caí desmayado y tuve que ser llevado al hospital, donde pasé algún tiempo con fiebres altas. Del hospital ya no volví a la academia sino que fui enviado a casa y allí, tras porfiada pero inútil resistencia, entré de aprendiz en la barbería de Haschek (...)
A pesar de que, por el momento, no era más que cadete frustrado y aprendiz de barbería, seguía llevando mi ceñida blusa de soldado, como si quisiera desafiar las burlas de la gente, tal vez porque el enojo que las burlas me provocaban también me producía cierta satisfacción: la de poder robustecer con él mi voluntad "
Hermann Ungar ( 1893-1929 )
( Foto de Larry Siegel )
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