lunes, 23 de marzo de 2020

LA TUMBA DE DON JUAN, Y EL CONFESIONARIO COMO EL MEJOR...


        En la revista digital "fronterad", leo un estupendo artículo de mi compadre.

"Consciente de que sus críticas tenían un carácter subversivo, Tirso presentó El burlador de Sevilla anónimamente. Las autoridades repararon sobre todo en lo que había de diatriba contra el sistema estamental. La cuestión teológica quedó en un segundo plano. ¿Acaso la historia no giraba claramente en torno a un noble depravado que abusaba de su posición para dar rienda suelta a sus pasiones? Ni siquiera estas, condenadas reiteradamente desde el púlpito, eran relevantes frente al hecho crítico fundamental: la impunidad de que goza el protagonista por estar relacionado con personas próximas a la fuente del poder. El don Juan de Tirso no es un seductor. Las mujeres no constituyen para él un objetivo en sí mismo. Más que sentirse atraído por ellas, en el sentido sexual, lo que le atrae es su condición de eslabón endeble en la cadena familiar del honor. Lo que a él le gusta es hacer daño, sentirse poderoso. De ahí que su mayor interés sea burlarlas. No compartir con ellas el placer, sino hundirlas en el descrédito, condenarlas a la nulidad social tiznando de paso a sus familias "

              José María Herrera.

              ( Foto de autor desconocido )
                 

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