Después de un paseo muy largo por una judería desamparada y solitaria, con paradas sigilosas en tascas sin entusiasmo; miro el final de "Coto vedado", libro de Goytisolo, en cuya guarda pone que lo leí en enero de 1985. Y el tiempo un suspiro...
" Una ciudad colonial somnolienta y decrépita: guardias vestidos de dril, tocados con salacot blanco : cabeceo indolente de coches de caballos : promiscuidad y ajetreo de zoco: hotel Simón, de habitaciones vetustas.
Descubrimiento de ritmos, olores, voces, dulce aprendizaje de la ociosidad : exploración cauta del ámbito urbano, fascinación y horror entremezclados, íntima guerra civil, contradicción insoluble: pluralidad , alternancia, corriente bifácita: chispazo creador, espermático, producto de un choque simultáneo: ejercicio contemplador , arrobado de un mundo que hiere de otro lado tu inerme sensibilidad moral.
Acento ronco, gutural, cantarino del Sur, a través del cual se infiltrará quizá misteriosamente el amor a tu lengua: territorio conquistado palmo a palmo, a la escucha de voces transidas de resignación y pobreza : doble aprehensión gradual de una posible pertenencia y de la índole aleatoria e incierta de tu otorgada, dudosa identidad..."
Juan Goytisolo.
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