SECRETOS.

          Nunca me acostumbraré al frío húmedo cordobés; me gusta el frío seco rondeño. Tarde de reuniones y vuelta lenta, con parada en librería.

           Demasiado tiempo sin charlar con don Gonzalo.

    " - El mantón. ¿ Quiere ayudarme a ponerlo ?
    Vuelta de espalda, con las manos alzadas, recogió el mantón por el borde y lo cerró lentamente sobre su cuerpo. Pero Carlos no lo había soltado. Sus brazos se cerraron también sobre el cuerpo quieto de Rosario, y ella no se movió.
    - ¡ Dios mío ! ¡ Qué tarde tiene que ser ! - dijo Rosario.
    - Pasa de las doce.
    Estaba transfigurada. Le bailaba en los ojos, le temblaban en las palabras una alegría entera, expresada en locuacidad y movimiento. Pero Carlos sabía que no era de amor, no siquiera de las sensaciones que- según había confesado- experimentara aquella noche por vez primera, sino por la satisfacción de haber engañado a Cayetano, de haberse burlado  de sus padres. Los había mentido con rabia triunfante, y había deseado que la vieran en los brazos de Carlos; que la viera todo el pueblo.
    ... Ella lo había decidido, lo había planeado, lo había ejecutado. Probablemente, días atrás, mientras él discutía, en retirada, con el viejo Galán, ella sin alzar la cabeza, sin abandonar las espigas, se regocijaba en su corazón y se determinaba a devolverle el pañuelo la primera noche que pudiese hacerlo. Había sido el juguete de Rosario... "

         Gonzalo Torrente Ballester ( 1910-1999 )

         ( Foto de autor desconocido )