martes, 22 de enero de 2013

" LOS ENSAYOS "


             Montaigne, buen faro para tempestades.

    " El amor de los españoles y de los italianos, más respetuoso y tímido, mas disimulado y oculto, me gusta. No sé quién, en la Antigüedad, deseaba poseer el cuello de una grulla para saborear durante más tiempo lo que ingería. Un deseo así es más pertinente en este placer rápido y atropellado, sobre todo en naturalezas como la mía, que padezco el vicio de la precipitación. Para atajar su huida y extenderlo en preámbulos, entre ellos todo sirve como favor y recompensa : una mirada, una inclinación, una palabra, un signo. Quien pudiera alimentarse con el humo del asado, ¿ no ahorraría mucho ? Es una pasión que mezcla, en una sustancia sólida muy escasa, mucho más de vanidad y de ensoñación febril. Hay que satisfacerla y servirla del mismo modo. Enseñemos a las damas a hacerse valer, a considerarse, a entretenernos y a engañarnos. Lanzamos nuestro último ataque al principio : es siempre la impetuosidad francesa. Demorando sus favores, y desplegándolos con todo detalle, todo el mundo, hasta llegar a la miserable vejez, encuentra algún pedazo de punta, según su valía y su mérito. A quien sólo goza con el goce; a quien sólo gana si lo gana todo, a quien la caza sólo le gusta en la captura, no le corresponde entrar en nuestra escuela... "

          Michel de Montaigne ( 1533-1592 )

           ( Foto de María Austria )

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