El momento perdido, la sensación persistente, el recuerdo que durará toda la vida.
" Qué historia nos perdimos,
qué calles no pisamos nunca juntos,
qué brillo en los ojos rehusamos.
Cuando la vida duele uno rechaza
sus ofrecimientos, desconfía
si de pronto se muestra amable,
teme que todo no sea nada más
que una nueva treta.
Por eso, cuando te me apareciste
allí, sola, en aquel vagón
de tren, dormida,
sonriendo en medio de algún hermoso sueño
del que yo no formaba parte,
creí ver tras tu rostro
al más antiguo de mis enemigos,
y no me atreví a sentarme a tu lado,
y me fui a otro compartimento
vacío y no vacío,
lleno de muy conocidos fantasmas.
( Te huí también al día siguiente
en el coche restaurante,
cuando quisieron presentarnos,
y en la estación, cuando coincidimos
en el bullicio de una noche extraña )
Qué historia nos perdimos,
qué calles no pisamos nunca juntos,
qué brillo en los ojos rehusamos,
Aurore de los ojos claros,
nuevo fantasma de las noches solas "
Martín López-Vega.
( Foto de Louis Faurer )
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