Casi imposible entrar en el bar, una multitud de paquetes y señoras impiden la entrada, estamos de rebajas. Banalidades impulsivas.
Leo a Jan Potocki.
" -Señor don Belial- respondí a mi protector-, mi padre me dio a leer una vez el tomo sesenta y seis de su obra, que trataba de la moral. El prejuicio, según él, no era una opinión admitida sin previo examen, sino una opinión ya juzgada antes de que hayamos venido al mundo y transmitida como por herencia. Las costumbres de la infancia siembran en nuestra alma esa primera semilla, el ejemplo sucesivo la desarrolla, el conocimiento de las leyes la fortifica. Al aceptarlas, nos portamos como gentes honradas. Y haciendo más de lo que las leyes ordenan actuamos como hombres virtuosos.
-Esa definición- dijo don Belial- no está mal y hace honor a vuestro padre. Hervás escribía bien y pensaba aún mejor; quién sabe si vos llegaréis a emularle. Pero volvamos a vuestra definición. Convengo con vos en que los prejuicios son opiniones ya juzgadas. Pero ello no es una razón para no juzgarlas de nuevo, cuando el juicio se ha formado. Una mente deseosa de profundizar en las cosas someterá los prejuicios al análisis y tratará incluso de ver si las leyes son igualmente obligatorias para todo el mundo... "
Jan Potocki ( 1761-1815 )
( Foto de Joan Colom )
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