Para los insomnes, las noches se hacen eternas. La imaginación desbordante, los recuerdos claros y persistentes.
En " Primer y último oficio" de Carlos Sahagún, buenos poemas.
" Insaciable,
entré en la edad madura, en la maleza,
busqué el tenso bambú, la carne cimbrante,
con el designio de un tardío acoso,
y como el sueño no era sino un viaje
cuyo mayor dolor es el regreso,
hacia la tapia fulgurante y ciega
acompañé tu imagen, sufrí su maleficio,
oh misteriosa y húmeda concavidad vacía,
cuerpo más que la aurora vacilante,
desolación para los que esperábamos,
tras noches de ansiedad, siglos de entrega "
Carlos Sahagún.
( Foto de Philip J. Griffiths )
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