Lluvia fina que limpia el aire. Paseo por la ribera del río hasta el llamado "Molino de Martos ". Parada en un café. Estela de otros tiempos.
En casa, Jünger.
" Bibliotecas. A las públicas hay que preferir la propia. No sólo ahorra viajes y correspondencias, sino que da también un sentimiento de seguridad. Uno se familiariza más, es como si uno mismo alojara animales y los cuidara en vez de ir al jardín Zoológico. Por otra parte, hay también animales de presa; hay que amansarlos, si uno no quiere perecer por obra de ellos.
No se debe menospreciar la irradiación : los libros cargan la casa. El empapelado es una pared de libros. Junto al techo los pergaminos amarronados; después los tomos en cuero del siglo XVIII con el oro empalidecido de títulos que hace mucho tiempo fueron olvidados.
Sustancia masiva de letras impresas fenecidas : un arrecife de coral, al que autores, tipógrafos e impresores contribuyeron. Recuerda los albores, cuando escribir era todavía un arte de solitarios y elegidos. Se ventea la osadía, que consiste en escribir un libro, no importa cómo salga "
Ernst Jünger ( 1895-1998 )
( Foto de autor desconocido )
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