Con los calores vendrán los abanicos. Me gustan las mujeres que usan abanicos, que lo llevan como un apéndice más de su mirada. El periódico malagueño " El ateneo", allá por 1891, hablaba del lenguaje de los abanicos. Un lenguaje adecuado para algunas mujeres que saben hablar con el alma.
" Cogerlo con las manos" : ¿ me quieres?
" Abanicarse muy deprisa" : hay novedades.
" Abanicarse muy despacio": sé prudente.
" Con el abanico a medio cerrar": me tienes disgustada.
" Con el abanico en las rodillas" : no me olvides.
" Darse con el abanico en el brazo" : tengo que hablarte.
" Apoyar el abanico sobre la mejilla" : estoy triste.
"Apoyar el abanico sobre la boca" : acércate.
" Apoyar el abanico sobre la frente" : me voy pronto.
" Ocultarse la cara con él" : desconfía.
" Abrirlo y cerrarlo una vez" : saldré mañana.
" Abrirlo y cerrarlo dos veces " : estoy celosa.
" Pegarse con el abanico en el pecho" : si
" Pegarse con el abanico en el cuello" : no
" Pasarlo de una mano a otra " : solo pienso en ti.
" Dejarlo sobre la falda" : mírame mucho.
" Dejarlo sobre la mesa" : no me mires.
Ya decía la duquesa Laureana, en sus consejos de una coqueta, que además de las joyas, con los calores, los abanicos y distintos en función del traje y del " ánimo".
1 comentario:
Me encantaría interpretar un papel donde tuviese que comunicarme con abanico!
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