lunes, 3 de mayo de 2010

" LAS PALABRAS Y EL VIENTO "


Las noches de primavera llevan nombres de mujer. Leo a Carmen Conde.

" La mayor parte de las catátrofes domésticas y de casi todas las sociales proviene de la falta de voluntad para hacer grata la convivencia. Todos pretenden imponerse a los que les rodean y someterles a su egoísmo o a su tiranía. Alguien dijo que su libertad acababa donde empezaba la del otro; pero, ¿sabe realmente el ser humano, o quiere saber, dónde residen los límites propios para no invadir los ajenos? Hay mujeres cuya feliciad consiste en doblegar de tal manera a sus familiares y amistades, que éstos terminan por hacer y hasta pensar sólo lo que ellas quieren. Y hay hombres que no han aprendido aún, ni siquiera intuido, que la convivencia no es jamás el sometimiento de la ajena personalidad, sino la mutua cesión unísona de criterios, bienes, actos y sentimientos. Si en el seno de las familias todavía no se ha sabido ni podido resolver la limpia convivencia, si el ser humano lleva la indeleble- al parecer - marca del feroz egoismo ¿ cómo esperar que las naciones- que son sumas fabulosas de individualidades concretas- consigan la paz, que es dichosa convivencia ¡ Hasta el amor-lo sabemos todos- tiene sus tres estados : de sublimación del ser amado, de imperio sobre él y de la costumbre que ya significa decadencia...! Siempre, instintivamente, dominar, imponerse, avasallar al otro : ¡ Yo, yo, yo, ...! Lo mío, lo que quiero, lo que no quiero... ¡ Yo, yo, yo !
Conviene irse olvidando de sí mismo : ¡ para ser feliz y que lo sea el que nos acompaña por este duro camino de la tierra, tan urgido de convivencia! "

Carmen Conde (1907-1996)


1 comentario:

Carmen Pulido dijo...

Que texto tan bueno José María. Aquello que piensas, y no sabes expresarlo, nos lo has regalado. Gracias una vez más, eres un primor.


Carmen