Tremendo calor en Córdoba con modorra insistente. Pocos regalos tiene esta ciudad cuando se abre el mes de junio; el clima deshace demasiadas cosas. Intento huir con Quevedo, que me enseñe y se apiade.
Leo la carta que escribió a la rectora del " Colegio de las Vírgenes", se supone que se trataba del Colegio Real de Nuestra Señora del Loreto, fundado por Felipe II en el año 1581.
" Don Francisco de Quevedo, hijo de sus obras, padrastro de las ajenas; hombre de bien, nacido para mal; hijo de algo, señor de mada; cofrade de la Carcajada y hermano del Regodeo; hombre dado al mundo, prestado al diablo y encomendado a la carne; ha tenido y tiene, así en la corte como fuera de ella, muy grandes cargos de conciencia; desciende de la casa de los Quevedos, por lo cual es de casa de solar y calzar, rasgado de ojos y de vestido, ancho de frente y de conciencia, negro de cabello y de ventura, falto de pies y de dicha, raído de capa y de vergüenza, largo de zancas y de razones, limpio de sangre y de bolsa, dice :
Que su hermana doña Embuste tiene en muy buena dote al diablo, y es mujer que tiene mucha vergüenza de ser su hermana. Suplica a vuestra merced, señora madre rectora, la admita en esa alacena de doncellas en conserva, atento que quiere llevar su virginidad fiambre y en cecina a la otra vida; que en ello recibirá merced y aun carmen.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
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