De niño subia a la azotea de mi casa, era lindera con un cine de verano; desde allí veía películas; aunque recuerdo más y mejor las estrellas del cielo y las piernas de Anita, la muchacha que me cuidaba y contaba cuentos.
Truffaut también lo sabía :
" El mundo se sustenta por las piernas de las mujeres"
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