La conocí por un retrato, un retrato que dice todo y deja anonadado. Zuloaga la captó al instante y en ese lienzo nos invitó a sentir mirándola.
Anna-Elisabeth de Brancovan, condesa de Noailles, era una noble rumano-griega que enamoró al París de su tiempo con su belleza, sus letras, su música y sus charlas. Alta alcurnia y dominio de las situaciones. Dicen que algunos descubrieron su secreto , pero nunca lo dijeron.
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