sábado, 27 de septiembre de 2008

ISAAC MONTERO (1936-2008)



Se acaba de morir Isaac Montero y apenas se conoce su obra; una obra escrita con sangre y domino del idioma. He leído dos novelas suyas y las dos me encantaron, sobre todo "Ladrón de lunas"; novela de mentiras y doble vida, con la guerra civil como escaparate y estigma. Montero era radical, honesto y claro; lo contrario a lo que abunda y triunfa.

Ya estará con su esposa, la gran traductora Esther Benitez, alma de su vida y compañera inseparable.

La pequeña y prestigiosa editorial " Taller de Mario Muchnik" nunca se equivocó con él, por mi devoción a esa editorial lo descubrí.


Descanse en paz tan buen escritor y bella persona.


" LA ÚNICA VENTAJA DE LAS GUERRAS consiste en que quien manda elige el mejor sitio para llamar al sueño, y ése fue el motivo de que tuviera cama en la alcoba de una muchacha.

Yo era capitán del Ejército " rojo", y ninguno de los oficiales que me acompañaron a buscar cama me pisaba el grado. De manera que me tocó escoger primero, y después de un garbeo por el piso alto de la mansión donde se alojaba el Estado Mayor de la Brigada me abrieron la puerta de una de las estancias disponibles y yo dije : aquí. Y aunque meses antes gozaba de un carácter expansivo y hasta dicharachero, y antes todavía, cuando la guerra no había empezado, era lo que en el Madrid de la época se llamaba un " bugatti", un tipo con gasolina para remontar cualquier cuesta, venía de dormir en las cuadras de una alquería de la sierra de Cuenca. A esas alturas andaba por lo tanto con los mismos problemas de digestión que todos, y señalé a un teniente de Ingenieros al que me sería fácil mantener en silencio por cerca que me lo pusieran. Pedí que le arreglaran un catre de campaña al pie de la chimenea y me quedé con el único y confortable lecho, una pieza de raíces de olivo con triángulos de ebonita incrustados. Sobre el cabecero, una virgen italiana nimbada por los rayos de un pan de oro sonreía a los huéspedes.

Recuerdo que el sol de mediodía entraba a raudales en el cuarto, comunicado con una galería por un ventanal corrido y una puerta de doble hoja, y también recuerdo que no faltaban los toques de guerra. Había un cartel junto a la puerta, visto en cien ocasiones, que pedía respeto para las chicas de los burdeles de campaña..."


Isaac Montero ( 1936-2008)


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