jueves, 5 de marzo de 2009

POR EL CAMINO DE SWANN.


Suelo releer " Las mil y una noches", así me recreo con el tiempo y los espacios, esos que pasan y nunca se deben olvidan. Antes de aparecer el abominable asesino de la imaginación infantil, de nombre Disney, cada niño creaba un mundo. Entre esos niños estaba Marcel Proust.

" ¿ No olvidaréis al menos servirme los huevos a la crema en un plato llano?" Eran los únicos que estaban adornados con imágenes, y mi tia se divertía en cada comida leyendo la inscripción del que le ponía aquel día. Se calaba las gafas y descifraba : " Alí Babá y los cuarenta ladrones, Aladino o la lámpara maravillosa", y decía sonriendo : " Muy bien, muy bien ".

Marcel Proust (1871-1922)

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