En una revista, Descubro a Nathalie Kraemer, pintora judía asesinada en Auschwitz. Extraordinaria artista.
Entre las cartas de mi admirado Bruno Schulz, leo la que envía a Romana Halpern el 16 de agosto de 1936.
" Señora, tengo remordimientos de conciencia por no haberle escrito, aunque podría justificarme por las distracciones y la desorganización de mi tiempo en Varsovia. No voy a hacerlo. Hay motivaciones que, al querer expresar de manera más concreta el auténtico estado de las cosas, se vuelven cada vez más artificiales y forzadas. Ha hecho usted bien en recordarme a Rilke. Cuando uno está deprimido con sus propias derrotas ( de las que nadie sabe nada ) en la creación, la evocación del nombre de Rilke tiene un efecto beneficioso.
La existencia de sus libros es una garantía de que las sordas y confusas masas de los elementos no formulados en nosotros pueden todavía surgir a la superficie destiladas de manera espléndida.
La precisión y la pureza de la destilación rilkeana es un consuelo para nosotros. Sufro mucho al intentar escribir El escritor ( al menos el tipo de escritor al que pertenezco ) es la criatura más miserable de la Tierra. Tiene que estar mintiendo constantemente, tiene que presentar de una manera convincente como algo pleno y real lo que el él se encuentra verdaderamente en descomposición y en un caos. Que yo pueda representar para alguien lo que Rilke representa para mí me produce rubor y emoción, y creo que no soy merecedor de provocar tales sensaciones. Con lo cual, no me lo tomo del todo en serio.
Me alegro ya de estar en contacto con usted. Tengo curiosidad por saber qué texto resultará de este contacto.
Le adjunto con esta carta un ejemplar de " Las tiendas de color canela " y le remito mi más sincero respeto "
Bruno Schulz ( 1892-1942 )
( Foto de Moses Soyer )
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