De niño, con mis tías abuelas, iba a una casa casi fantasmal en las que una damas- sacadas de cuadros antiguos- me daban roscos de vino y charlaban de la Guerra Civil. En aquellos tiempos, existían las visitas; las había de cumplido, de gozo y de espanto.
" No lleva media ni liguero.
Va desnuda debajo del impermeable.
Está aterrada. Tiene tanto miedo que ha perdido la
voz.
A duras penas, grita.
Golpea con los pies y con los puños la puerta de la
casa.
Uno de los tacones de sus zapatos se rompe en la
embestida.
Se descalza. Parece fuera de sí. Redobla sus envites
y articula por fin : " ¡ Abre la puerta ! "
Mientras, sigue lloviendo en el jardín "
Luis Alberto de Cuenca.
( Foto de autor desconocido )
No hay comentarios:
Publicar un comentario