Es Ramón Gaya uno de mis pintores, en él se funde la pintura y la escritura con dominio de ambas. Para estas fiestas navideñas, su "Obra completa".
" En el primer momento Córdoba es más bien una desilusión. No esperábamos que fuese así. Pero de pronto, descubrimos que Córdoba no es visible, que todo eso que vemos no es ella propiamente, sino su caja, su cáscara. Córdoba no es visible por la sencilla razón de que no está por " fuera ". No hay, pues, más remedio, para adentrarnos en Córdoba, que empezar por la Mezquita, porque en la Mezquita es donde está la carne, la clave, la llave de la ciudad. Y no esperemos grandes puertas de entrada, sino tan sólo rendijas de paso. Por fuera la Mezquita es terrosa, como construida con material de derribo. Nosotros, los cristianos, sin comprender del todo esa " lujuria sagrada " de lo árabe, siempre nos sentiremos nostálgicos de ella. Dentro de la Mezquita- que no es un bosque, como podría pensarse al ver las columnas, sino un huerto cultivado- los azulejos, los reflejos, los brillos y los oros se dan allí como si fueran higos ocultos, dátiles, sonar de agua, brotes; porque ese interior, más que arquitectura es paraje, un paraje " conseguido ", fruto de una especie de ingeniería viva, fresca, tierna.
Al salir de ese recinto que parece guardar una luz y una temperatura de harén, ya se sabe que Córdoba no está fuera, sino dentro, en el interior de ella misma. Y buscamos. Descubrimos entonces que los patios aquí no son propiamente patios, no son un ansia de exterior, sino un ansia de cárcel; son cárceles dichosas, en donde la libertad se ensimisma, se despereza, vive a su gusto "
Ramón Gaya ( 1910-2005 )
( Córdoba. Foto de Inge Morath )
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