martes, 11 de diciembre de 2012
AMOR REFERIDO.
Recuerdo que cuando descubrí a Miguel Espinosa, me deslumbró. Fue a finales de los ochenta y lo recomendé encarecidamente. Esta mañana, lo he vuelto a recomendar.
" Podemos narrar el amor, como una historia, pero no describirlo. El más sistemático de los pensadores griegos nada hubiera logrado enseñar sobre la cuestión a un hombre carente de estructura emocional. Cuando usamos la palabra amor, apelamos a la experiencia de quienes nos escuchan, y, en cierta forma, le hablamos de lo que ya conoce, aunque, al trabar juicios, le ayudamos a recordar e investigar. Igual sucede con todos los sentimientos nacidos en la interioridad.
Así, pues, renunciaré a describir la emoción y el suceso de mi amor. Solo diré que un día descubrí repentinamente la figura de Azenaia, me acerqué como guiado por el destino, y vi en sus ojos la Hélade y las costas de la Hélade, mi patria y sus formas. ¿Tendría que añadir algo más ? Aquellos ojos glaucos contenían toda la Grecia en luz y figuras, medidas y ánimo. Asomándome a ellos, contemplé, maravillado, campiñas y templos, pescadores proponiendo enigmas a Homero, el busto de Atenea, la libido que piensa, el tranquilo entusiasmo, las tumbas de las amazonas, el furor de las ménades, la bondad de carácter, la teoría, la reflexión trabada en perfectos juicios, la melancolía de los olivos, la alegría sin causa, el consejo preciso, la libertad de la polis, la concordia de la Naturaleza, el éxtasis, la continuidad con el transmundo, el sagrado arrebato, la vehemencia serena, la inmanencia constante, el Destino, la infancia de Demócrito, la juventud de Plutarco, los juegos ístmicos, el peán de la victoria, las fiestas panateneas, el ser confiado, la gran multiplicidad de lo vivo y la tristeza ante la muerte.
¿ Podría contemplar más ?
- ¡ Azenaia !
- ¡ Asklepios ! "
Miguel Espinosa ( 1926-1982 )
( Foto de Willy Maywald )
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1 comentario:
Genial almirante, cuantas cosas podemos llegar a percibir con la mirada del amor!
Un beso
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